miércoles, 9 de junio de 2010

True Blood y otros vampiros.

He tenido la suerte de resultar premiada en un concurso a través de myspace, que trataba sobre la serie "TrueBlood" y la saga de novelas que la inspiraron, escritas por Charlaine Harris.El premio: dos libros de la saga, en mi caso, el tercero y el sexto, de un total por ahora de siete novelas frescas, modernas y adictivas .
Contaba ya en mi poder con el primer libro "Muerto hasta el anochecer", y a pesar de que el título me parece muy paralelo a la cutre película de vampiros monstruosos "Abierto hasta el amanecer", por lo demás no puedo darle más que halagos.
Es una novela fresca y entretenida, muy moderna, cuenta con gran cantidad de personajes que a pesar de ser sobrenaturales resultan cercanos al expectador. Una novela libre de pesadas y sesudas reflexiones transcendentales sobre la existencia, la vida, la muerte y la posible existencia de Dios, de las que inundan por ejemplo las novelas de Anne Rice. Con una o dos honrosas excepciones, la mayor parte de su obra ensimisma al lector con divagaciones existenciales sin conclusión posible, que a veces asfixian el argumento dejando la trama en segundo lugar, sino totalmente olvidada.
Lejos de ello, Muerto hasta el anochecer engancha, con una trama central que evoluciona rápidamente y se enreda entre los intereses de personajes muy distintos que intentan encontrar su lugar en este mundo. La protagonista es una joven camarera, sin estudios sueriores pero no por ello estúpida. A pesar de ser telépata no nos la encontramos en la gran ciudad colaborando con el FBI, sino con una vida sencilla en su pequeña ciudad de provincias, disfruta con su profesión y con su hogar tranquilo en compañía de su abuela. No es tampoco una paleta, se emociona ante la llegada de un vampiro, no deja pasar la ocasión de conocerle y llega a tener un romance con él.
Esta es una de las principales características de la novela: personajes extraordinarios que viven una vida corriente, la presencia de lo sobrenatural queda normalizada desde el punto de vista de los modernos valores de tolerancia y aceptación del diferente. Del mismo modo que aparecen de personajes de raza negra u homosexuales, los vampiros han decidido romper la mascarada y revindicar su derecho a la coexistencia pacífica con los humanos.
La novela tampoco se convierte en un pastelón a pesar de la historia de amor central de la trama: aquí los vampiros muerden, a pesar de desear integrarse en sociedad, y matan de vez en cuando sin mayor remordimiento, porque esa es su naturaleza. Los vampiros siguen siendo vampiros, no como en la sobreazucarada "Crepúsculo" cuyos protagonistas no pueden siquiera ser realmente llamados vampiros puesto que no cumplen los requisitos del mito: no beben sangre, no matan humanos, no se queman por el sol... y no sólo eso, sino que el argumento no tiene mucho sentido: teniendo toda la eternidad a su disposición eligen gastar su existencia repitiendo una y otra vez el último curso del instituto: ridículos, absurdos, irreales... Su éxito sólo se explica por la necesidad de romanticismo adolescente, en concreto de algunas (no todas) chicas, ante la cual la posibilidad de tener un romance con el guaperas de instituto, y que no sólo no resulte ser un mujeriego insensible, sino que de hecho sea un melancólico ser sobrenatural, es una idea tan bella y despierta una pasión tan intensa, que todo lo demás se perdona.
y ya comentadas las novelas, no está de más mencionar que la adaptación a la serie "TrueBlood" es de gran calidad, intruduce cambios argumentales pero respetando siempre el espíritu de los libros. Lamentablemente la presencia de escenas subidas de todo la relegaron a un horario muy nocturno lo que quizá no le consiguió tanta audiencia como merecía, los fans preferían verla por internet antes que esperar a las dos de la mañana para ver un capítulo. Quizá este ser el motivo de que aún no se haya estrenado en España la segunda temporada. Una lástima.

sábado, 29 de mayo de 2010

Bunbury en 3D: gran concierto, floja tecnología


Hoy tuve el placer de asistir a la exhibición de un concierto de Bunbury en tres dimensiones, en el cine-forum del fnac de Callao.


Desde el principio el concierto fue realizado para dar a conocer al público la última tecnología 3D que tanto éxito está teniendo en cine, y en concreto los televisores TV LED 3D de Samsung, de la mano de Canal+ que aspira a seguir
siendo pionero en contenidos emitiendo programación en tres dimensiones.
Un gran concierto por parte de Bunbury, con gran profesionalidad y entrega como era de esperar. Con un montaje escénico muy elaborado, cantando entre tumbas y ruinas y con un avión estrellado de fondo. Muy serio y sobrio en su atuendo, acorde con su melancólico último disco "Las consecuencias", vestido en un principio de negro con detalles rojos, después enteramente de morado, a medida que se suceden las canciones va interpretando cada vez con más frescura, improvisando, y cogiendo cada vez más confianza y la pasión que le caracteriza.


La grabación comienza con Bunbury caminando por un suelo polvoriento y llevando una funda de guitarra adornada con una pelvis y una columna vertebral. Deja la funda en el suelo junto a una tumba, saca la guitarra, y empieza a cantar lentamente "El boxeador". Al principio la grabación era en blanco y negro, no recuerdo en qué punto se pasó al color.


Sin embargo he de decir a mi pesar que lo más llamativo era que la tecnología dejaba bastante que desear. Aun llevando las necesarias gafas especiales de 3d, (un detalle que se hace raro para ver un televisor, esperemos que los TV3D del futuro puedan prescindir de ellas), la imagen se veía claramente doble en muchas ocasiones. Esto se notaba claramente al principio de la grabación incluso en los primeros planos de Bunbury, según transcurría el concierto me pareció que la cosa mejoraba, y algunos planos se veían mucho más nítidos y definidos que otros.


Debo mencionar que la exhibición tuvo lugar en una sala oscura a modo cine, en un televisor que tendría como mínimo 45 pulgadas, si no 60, y frente a él situadas a más o menos un metro, unas cinco sillas, y unas siete más en segunda fila, yo me senté en primera fila en el extremo izquierdo. No estaba por tanto completamente de frente al televisor, sino quizá desde un ángulo de unos 45º, pero esto no puede justificar la duplicidad tan visible de la imagen. Las gafas, que me quité un par de veces, parecían únicamente corregir el color.

El efecto 3d no está nada conseguido con estos televisores, en ningún momento noté la sensación de cercanía y de que el primer plano sale de la pantalla y está cerca de tí, como pasa en los cines.Esto sin mencionar que en más de un plano se ve la sombra de una cámara-grúa pasando por delante del plano medio del cantante, o que se pueden ver claramente a los camarógrafos en medio del escenario junto a la banda, o recolocándose entre ellos cargados con gigantescos steady-cams. Pero esto se puede entender por la complejidad del montaje, la innovación en la técnica y demás. Del mismo modo, el sonido no era de lo mejorcito y los bajos hacían temblar el edificio, pero esto es sólo atribuíble al fnac.


El problema fundamental parece ser la profundidad de campo y el enfoque. En los primeros planos más nítidos, se veían bien definidos los ojos de Enrique, mientras que el pelo o el borde del sombrero se veía separado en dos líneas paralelas. Esto me lleva a deducir que el punto central donde el operador de cámara enfoca, queda en 3d nítido, pero incluso a pocos centímetros delante o detrás, y a pesar de que la línea se vea enfocada, el efecto 3d no se consigue y se periben claramete dos bordes del sombrero. En los planos generales de la banda se les ve duplicados a todos por igual, con lo que poner la profundidad de campo a infinito parece que no es una buena idea con grabaciones 3D. Del mismo modo, en los planos en los que salen dos músicos tocando juntos, no puedes evitar ser consciente de si el cámara estaba apuntando más al primero o al segundo, puesto que el otro se ve doble, y en los planos del publico puedes ver a dos Bunburys de espaldas dirigiéndose a un publico nítido.


Por cierto que el público invitado debía de estar bajo serias amenazas, porque a pesar de estar extraordinariamente cerca, y que incluso en cierto momento Bunbury se pone a alcance de sus manos extendidas (como solía hacer en tiempos de Héroes), se mostraron destacadamente comedidos. Al principio del vídeo se les ve muy tensos y ni siquiera bailan, mientras Bunbury se esfuerza en cantar con los ojos cerrados. Según avanza la grabación todos parecen más relajados, pero aun así, estando tan cerca, y sin ningún tipo de barrera con los músicos, llama la atencion que nadie intentara ni siquiera agarrarle cuando se acerca.
El vídeo, al contrario que la grabación por lo que tengo entendido, empieza por las canciones de "las consecuencias" (grabadas en último lugar) en el escenario-cementerio, cantó por ejemplo "los habitantes" y "el boxeador". Continúa con sus trabajos más románticos en un escenario de ruinas, una gran interpretación de su famosa "Infinito" y la alegre "Sí". Después pasa a una zona con luces de neon en plan discoteca ochentera (supestamente "cabaret") donde cantó algunas otras como "Lady Blue". Y para terminar, después de haberse acercado por una pasarela para dejar que su publico le acaricie, en la última canción nos da un paseo por los tres escenarios, unidos en montaje circular.


Como conclusión, un gran concierto, montaje y espectáculo, y quizá proyectado en cines, puede ser una buena grabación, pero los televisores 3D son una tecnología todavía en pañales, y que no da, a mi entender, una calidad como para ser el nuevo sustituto de los televisores HD, y desde luego no justifica el precio.
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Actualización después de ver el mismo espectáculo proyectado en cine
El 1 de Junio acudí a ver el mismo concierto en los cines y es un espectáculo verdaderamente memorable. El efecto 3D está plemamente conseguido en la gran pantalla ¿será cuestion de tamaño? ¿o es que un proyector emite la doble imagen de modo distinto a un monitor led?
En todo caso, la experiencia en cine ha sido maravillosa, desde los impresionantes planos generales, pasando por Miren Iza apareciendo como un hada, hasta las plumas de despedida que pacecían caer sobre tí. Esta vez que la tecnología no me ha distraído (aunque me haya asombrado) pude disfrutar mejor de la música y del arte de Bunbury, que se luce e improvisa y disfruta de las canciones tanto o más que el público.